Es muy frecuente que una persona preocupada por su imagen corporal, o por una parte de ella, piense:
“Uff, todo el mundo (o casi todo) está mucho mejor que yo”.
Y este pensamiento lo vives como real. Así lo sientes.
Cuando verbalizas ese pensamiento, puede que te digan cosas como:
- “pero tú estás tonta, es que no te ves”.
- “tienes que medir tus palabras porque puedes ofender a mucha gente”.
- … o algo similar.
Parece que nadie te entiende
Los demás son incapaces de ver el mundo con tus ojos. Además, en ocasiones, sientes que te juzgan por hacer ese comentario.
Parece que piensan que quieres que te regalen los oídos.
Sí.
Necesitas que te digan cosas como: “pero si tú estás muy bien”, “esa chica tiene más barriga”, “tú eres más guapa que esa chica”,…
¿Y si te dijeran lo contrario?
Si te dijeran frases como: “es cierto, esa chica está más plana”, “sí, tiene una nariz preciosa”, “¡qué cuerpo tan definido el de esa chica!, muy bonito”,…
¡Horror! Entonces te sentirías atacada, tremendamente mal.
Odiarías y observarías tu cuerpo mucho más de lo que ya lo haces.
Buscas aliviar tu propio rechazo
¿Realmente quieres que te halaguen?
NO.
Quieres que te digan cosas positivas, sí, pero por necesidad.
Porque es una forma de aliviar tu malestar, de aliviar el rechazo que sientes hacia ti misma.
Tú ya piensas cosas feas de ti.
Cosas como que todo o casi todo el mundo está mejor que tú.
Si alguien, aunque fuese de broma, te dijera “sí, esa chica está mejor que tú”, para ti sería como clavarte un puñal en el pecho
El cerebro distorsiona tu realidad
Entonces ….¿es cierto que todo el mundo está mejor que tú?
La realidad es que no. Hay de todo, como en botica.
Pero tú consideras que hay más personas con el ideal que tú deseas para ti que al revés.
¿Por qué?
Porque tienes un cerebro selectivo o con una abstracción selectiva.
Es decir, tu cerebro está continuamente pendiente de aquello que le preocupa (muslos, abdomen, nariz…) y se compara continuamente con otras personas que tienen las características que deseas, excluyendo a todas las demás.
De repente todo el mundo tiene muslos sin celulitis, o piernas mejores que las tuyas, o tiene menos granos, o marcas en la cara, o tiene un pelo precioso…
Tú cerebro sólo se fija en aquello que le importa.
El ejercicio de “La Lupa”
Quiero contarte un ejercicio que practico con mis pacientes:
Lo primero que pregunto es: ¿Qué nota global le pondrías a tu cuerpo?
(Tú posiblemente lo suspenderías o le darías una nota bajita, ¿verdad?.).
Después pregunto: ¿Qué nota pondrías a las diferentes partes de tu cuerpo? (ojos, boca, pelo, cuello, manos, brazos, glúteos…).
(Estoy segura de que aquí pondrías notas de todas clases: Notables, suficientes, suspensos, puede que incluso algún sobresaliente).
Cuando hago este ejercicio en sesión, comparo la nota global del principio con la media de cada parte del cuerpo.
Siempre hay sorpresas.
La nota media de cada parte es más alta que la nota global que la persona se da.
¿Por qué pasa esto?
Cuando te pregunto cómo valoras tu cuerpo, tú sólo piensas en aquello que no te gusta, en aquello que desprecias o que valoras muy negativamente.
En tu mente lo primero que te aparece es tu peso, o tus muslos, o tus glúteos, o tu nariz… y en base a ello pones una nota global.
Es decir, te has puesto esa nota:
“Porque estoy muy gorda”.
“Porque tengo muy abultado el abdomen”.
“Porque tengo una nariz muy grande”.
Solo te has fijado en aquello que no te gusta.
A este tipo de fijación la llamamos “La Lupa”, porque sólo se observa de manera muy detallada la parte o partes que se consideran negativas en la apariencia de una misma.
Tu cerebro ha creado la idea de que esa parte de ti es fea y que debe cambiar para ser aceptada por los demás.
Esto no es real.
Muy probablemente tu obsesión por esa parte de tu cuerpo está haciendo que tu cerebro la vea distorsionada. Sucede siempre.
¿Realmente todo el mundo está mejor que tú?
Hay veces que sí, que esas chicas con las que te comparas tengan esas características que tú deseas.
La realidad es que siempre puede haber alguien mejor que nosotros.
Pero piénsalo con calma… ¿Todo el mundo va a ser mejor que tú?
El cerebro ha distorsionado la realidad y tu aspecto físico.
Sé que puedes pensar que lo que te digo es mentira, ¿cómo no va a ser cierto lo que ves?.
Sé que cuando cierras los ojos, tus pensamientos van a esas partes que no te gustan.
Sé cuánto añoras poder ser libre de tu apariencia.
Vivir con el peso del aspecto físico en tu cabeza constantemente es agotador.
La comparación constante con otras chicas, el mirar y remirar tus fotos, el observarte continuamente en el espejo, el preguntar y preguntar para que te digan palabras que te quiten un poco de angustia…
Todo esto es agotador.
Tú no quieres ser así, quieres dejar de estar obsesionada por tu cuerpo.
Porque el problema no es tu cuerpo, el problema es cómo tu cerebro ha hecho de tu cuerpo su vida.
Le ha dado demasiada importancia.
Y la clave para el cambio siempre está en el conocimiento.
No podrás cambiar si no sabes qué es lo que está sucediendo en tu cerebro.